Emedecu de havanas.


Ciudad ajena tan mía,

del otro lado de la puerta,

te ve mi mirada sucia y espejada,

sonidos de Silvio con guitarra,

una luz parpadeando en tu frente,

una ausencia que me quema las ganas.



Ciudad sin luna,

con labios fríos y ruido de llaves,

pasos golpeados por miles,

colores grises de historia y almas.



Y no sos París,

pero son tan Rayuela,

y no sos la Cuba,

pero sos tan Guevara,

y sos tanto tango ruin,

y tan cosmopolita,

y tan llena de mí

y tan ajena.



Ciudad del otro lado del vidrio,

sin sombras, sin caricias,

mientras te miro

te me clavás en el alma,

y me dejás tan sola:



un lugar común,

en algún café,

viendo como pasan tus horas,

sin un audaz que mire conmigo.

Comentarios

  1. Lindo, me recuerda las veces que he recorrido El Vedado, los rones en la Habana Vieja, la noche en Santa Clara, la brigada en la caña de azucar, una piel oscura, color cacao, el regreso y las ganas de quedarme para siempre en ese trópico utópico, en esa revolución permanente.

    Gracias Romi, me ha encantado, disfruto mucho de tu blog.

    Tu amigo Fran de Islas Canarias.

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  2. es muy lindo por cierto... eso de "no sos pero sos tan..."... escribís muy bien, mucha sensibilidad... mucho dolor?
    un saludo, Román

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  3. gracias a ambos!!!

    Saludos a las Canaria, Fran...
    mucho dolor Román, muchísimo! las ciudades nos duelen hasta en el cordón de la vereda.

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