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Mostrando entradas de agosto, 2014
Gris oscuro. Puse mis sueños en tierra, los hice echar raíces. A diario alimentaba de sol y agua fresca sus tallos. Crecieron. Pero a otros seres carentes de sueños les molestó mi árbol. Soplaron y soplaron hasta que despertaron al viento. Y vino el viento helado del sur. Y se llevó la última hoja. Y ya no hay sueños. Puse mi corazón en agua fresca y pura de río, para que floreciera con algas y rayos de luna. Pero los rumores de orilla llegaron para ahogarlo todo. Y rompieron en olas duras, golpeando, arrasando con la calma. Y ya no hay corazón. Puse mi voz en tu nombre. Lo llené de claves de Fa, de acordeones y cellos. Y tu nombre y mi voz se hicieron historia. Pero la música incomoda a las sombras. Y vino la oscuridad. Y ya no escuchaste mi voz diciendo tu nombre. Y quedé muda, de sueños, de corazón, de tu nombre. Quedé muda de voz, de vos.